A la memoria de Allen Ginsberg, el último gran enloquecido profeta/poeta beat)
Ginsberg vio los mejores cerebros de su generación destruidos por la locura, famélicos.
Mi generación no tiene cerebros que destruir. Camada terminal de gordos gatos castrados
comiendo pizza fría, corazones de niños camboyanos, pornografía y pollos torturados,
en bandejas individuales pulcramente retractiladas en plástico, cómodamente sentados
ante las pantallas de sus ordenadores, descargando vídeos de mamadas, bebés y gatos, empachados,
tan satisfechos de sus juguetes electrónicos, tan satisfechos de sí mismos, tan pagados,
mientras en el televisor, tras una cuña publicitaria, en algún lugar la guerra estalla;
a continuación pasamos a la vida sexual de los famosos.
Consuma un anillo para el pene, una película de acción,
un videojuego en 3D, la última novela de Dan Brown,
un bocadillo de sebo, un chute de pantopón,
una canción en steaming, una boñiga de colección.
Y ya nadie se sienta a escribir el Quijote, o a componer la quinta sinfonía, o a dibujar a Charlie Brown
Y ya nadie conspira por la revolución. Para qué, si ya tenemos un Samsung en el salón
Pero somos sensibles, nos preocupamos por el calentamiento global. Justo antes de cambiar de canal.
Hágase un implante mamario, esté a gusto con su cuerpo. O compre un alargamiento de pene, o
un coche nuevo con sonido estereofónico, o un tatuaje holográfico, o un MP3 cuadrafónico, o
unas vacaciones en el parque temático del infierno.
Y en Bangladesh una niña escupe sangre sobre cada una de las princesas Disney que ensambla
Cien al día, seiscientas a la semana, este juguete tiene piezas móviles pero ningún alma
Y en Tijuana una muchacha será violada y asesinada tras coser cien sudaderas Nike
Y en el Congo un mercenario pagado con dinero de Apple degolla a cien granjeros
Porque residían sobre un yacimiento de coltán, ese superconductor tan necesario
Para que Clara pueda enviar un SMS a su amiga Maribel, Rosa un e-mail a Miguel,
Para que Juan pueda jugar a matar zombis en su consola Nintendo, y Manuel
Disfrute de GPS de serie en su nuevo Mercedes Benz.
Y Paris Hilton tiene un nuevo novio, vuelve a estar de moda comer sushi japonés,
Un terrorista suicida se ha autoinmolado en Boston, ya es primavera en El Corte Inglés.
Nos compraremos el iPhone dorado, convocaremos una orgía por Facebook, y después
Nos tiraremos a las vías del tren. Mañana resucitaremos inocentes, pues nuestro cerebro es de pez.
Y eso (y los ansiolíticos) nos permite ser felices, al menos durante dos minutos, cinco tal vez.
Y Ginsberg el profeta loco murió por fin, como los mejores cerebros, como la desesperación
Y a lo lejos suenan las trompetas que harán caer los muros de Jericó ¿No las oyes?
Es el ringtone que has instalado en tu móvil de última generación.