12/12/20

El origen del mundo (una oda a tu coño)

 


Tu coño es una orquídea de carne
que brota entre musgo y helechos.
Tu coño es refugio y consuelo,
tu coño es acogedor y hogareño.
Tu coño, como todos los coños,
es el portal que cruzamos
entre el no ser y el serlo.
Tu coño es la espiral que gira
en el centro del universo.
Y una obra de arte: tu coño es bello.

Tu coño merece caricias y besos,
tu coño merece veneración y respeto.
A tu coño deberían esculpirlo, pintarlo,
hacer moldes y copias para venderlos.
A tu coño deberían cantarle canciones,
escribirle poemas, dedicarle versos.
A tu coño deberían erigirle monumentos,
deberían hacerle ofrendas florales,  
decorarlo con guirnaldas y camafeos,
y sacarlo en procesión por los pueblos.
 
Porque tu coño es metafísico, divino, eterno.
Tu coño sangra para redimirnos,
mas resurge al tercer día como nuevo,
purificado, renovado y terso,
refrescado por su propio rocío,
semejante a un antiguo dios caldeo.
La efigie de tu coño debería adornar palacios,
debería exhibirse en catedrales y en templos,
donde poder iluminarlo con cirios
y perfumarlo de incienso.
 
Tu coño es un cotidiano milagro
que se abre en el centro mismo de tu cuerpo.
Cuando se hizo la luz, en el principio de los tiempos,
fue porque surgió de un coño abierto.

24/6/18

Muerte de una gata


Sólo consigo recordarla enferma,
yaciendo exhausta sobre el suelo de la
cocina, manchada con sus propios
excrementos, por no haber tenido
fuerzas para entrar en el cajón de arena.
Ella, que siempre había sido tan aseada.

Sólo consigo recordarla ajada,
enflaquecida, mate, deshidratada,
gimiente y rendida, sin fuerzas ya
para nada, ni para quejarse ni para,
siquiera, mover una pata.
Ella, que había sido tan viva.

Sólo consigo recordarla muerta,
colgando inerte, la mirada vidriada,
de la mano del veterinario que la alzó.
Por la nariz goteaba el fluido transparente
-y rosa- que sus pulmones encharcaba.
Es todo lo que recuerdo. Más, nada.

No logro recordar al cachorro que fue,
ni logro recordarla en su plenitud,
cuando era orgullosa y sultana.
Esa parece que sea otra gata.
Sólo veo ese guiñapo terminal
en que, ay, se convirtió al final

Me pregunto si también será así contigo,
si no podré recordarte como ahora,
en tu esplendor, mundana, tersa, lozana,
sino consumida, encogida y entubada,
gimiendo por el dolor, sobre una cama
con olor a desinfectante y meada.

Pero así será como te recordaré,
así, mi amor, serás recordada.
Y así también seré recordado yo.
Pues sólo los que mueren jóvenes y aún bellos
pueden disfrutar del privilegio
de serlo para siempre en el recuerdo.

28/1/18

Ya casi todo está dicho

Se que moriré solo, porque ya estoy solo.
Tan solo deseo que
la soledad de los muertos sea más plácida
que la ruidosa soledad de los vivos.

Se que moriré viejo, porque ya soy viejo.
Tan solo deseo que
la muerte llegue antes de que la vejez me robe la dignidad
Y así me ahorre la humillación de la decadencia

Se que moriré pobre, porque ya soy pobre
Tan solo deseo que
sea bajo techo, junto a un retrete limpio,
entre sábanas bien lavadas  y junto a una ventana.

Se que moriré, porque, en realidad, ya he muerto.
pues no está vivo quien
tiene a la propia muerte como proyecto.



24/11/17

A un político insigne, líder de la nación, padre de la patria

Eres un cabrón hijo de la gran cerda
Un zafio, un gañán, un arrogante,
Un estafador, un fullero, un mangante,
Un ladrón de guante marrón de mierda.

Enano mental que retuerces razones
Desde un falso moralismo enteco
Y apestas a la sangre de morueco
Con que en privado te untas los cojones.

Trepado al mástil de la bandera
Te cagas sobre la multitud de idiotas
Que una y otra vez y otra, te votan
Y te disculpan que les robes la cartera

Ni por un momento lo dudan, los muy lerdos:
Que eres el elegido, el ungido, el supremo,
El salvador de la patria, defensor del pueblo
Pero si hasta tú tienes el cuajo de creerlo.

No, ahora no vuelvas la cabeza,
Sabes que es a ti a quien me refiero.
Ojalá mueras como un cerdo
Y tu cadáver se lo coman los perros.

23/11/17

Balada de la ciudad que fue

Desaparecieron
las adoquinadas calles de mi infancia,
sus fanales de luz amarilla,
sus pequeñas tiendas umbrías,
sus bares de radio y dominó, salas de estar del barrio;
sus limpiabotas, sus serenos,
sus niños jugando a la pelota
junto a la fuente de agua.
Ahora,
una baba negra de asfalto cubre los adoquines,
una luz azul de neón hiela los escaparates y los bares,
y el mercado de abastos ya no huele a fruta y a pescado;
ahora es un supermercado
de productos Nestlé y Monsanto retractilados en plástico.
Y ya no hay cines, ni librerías, ni castañeras, ni kioscos,
ni zapateros remendones, ni talleres de reparación de radios.
Desaparecieron las prostitutas de Las Ramblas,
las pajarerías también han cerrado,
las castañeras sudan en manga corta,
en los balcones ya no hay geranios,
ni sábanas secándose al sol en los terrados.
Y los vasos de cristal ahora son de cartón,
o de papel, o de plástico,
y los que siempre fueron mis vecinos se han mudado,
ahuyentados por alquileres demasiado caros.
Esta ya no es mi calle, ni mi ciudad, ni mi barrio;
mi ciudad ya sólo existe en el pasado.
Esto sólo es un decorado
donde los turistas abrevan, defecan y se toman fotos
entre franquicias de comida rápida
y tiendas de souvenirs o de helados,
y los especuladores se frotan las manos,
contentos por las posibilidades del negocio 
de vender pedazos de la carcasa
del cadáver de  nuestro pasado enterrado.

3/12/15

La frontera del sueño

Y si todo terminara ahora,
amodorrado entre sábanas tibias.
Y si todo terminara ahora,
antes de salir al frío,
antes de enfrentarse al ruido,
antes de alzar la persiana.
Y si todo terminara ahora,
antes de alzarse de nuevo,
para encajarse de nuevo
el peso del mundo
sobre los hombros.
Y si todo terminara ahora,
antes de volver a luchar contra todo
de nuevo.

26/11/15

Mi patria eres tú

Tu cuerpo será mi patria verdadera,
por siempre habitaré en un país
de blandas lomas y tibias praderas.
Quiero recorrer mi patria entera;
subir a las colinas de tus pechos,
caminar por el valle de tu vientre,
escalar la cordillera de tus caderas,
pasear por las playas de tus mejillas,
bucear en el mar de tu boca
para pescar el leviatán de tu lengua,
y perderme en el interior
del bosque perfumado de tu melena,
de la jungla tropical de tu pubis,
de las hondas cavernas de tu entrepierna.
Habitaré en mi país con mis manos,
con mis labios, con mi lengua
y con mi pene, que será
el mástil de mi bandera.